Las tendencias del capitalismo mundial en los países periféricos de Asia, América Latina y África tras la descolonización, han provocado un continuo robo de sus recursos naturales y la explotación de su mano de obra. Todo ello para obtener bienes de consumo y servicios en los países más desarrollados y el beneficio de las multinacionales. La consecuencia directa de estas políticas es la migración forzosa de las poblaciones locales privadas de cualquier medio de subsistencia.
Esto se manifiesta de varias formas:
- Confiscación de tierras para la ganadería intensiva o cultivos industriales para la producción de alimentos o agrocombustibles, que sustituyen la producción local y explotan la mano de obra barata;
- Sobredimensionamiento de la minería extractiva, dañina para el medio ambiente y limitadora de la estructura económica;
- La expulsión de la pesca local por grandes buques extranjeros;
- El expolio de los recursos hídricos por parte de la industria y los llamados “cultivos de valor” destinados a la exportación.